David Revelles

CUARTA PARADA

"Fronteras y pasado"

Tras pasar por Dinamarca, cruzamos el Atlántico en avión y ponemos rumbo a Irlanda, donde el periodista y guía de viajes, David Revelles, nos espera para introducirnos en el país a través de los naufragios de la Armada Invencible.

Durante la visita al país del trébol estamos siguiendo las indicaciones y este nos lleva a The Spanish Point, acantilado donde la flota española chocó. “Es una pena que en un lugar tan bello pudiera morir tanta gente”, añade Revelles. Sí, es cierto. El césped es verde, la brisa es fresca y desde lo alto uno puede observar la inmensidad del Atlántico, el cual está bravo.


David Revelles durante la V Jornada de comunicación, viajes y aventura
El periodista, autor de "En los confines de Hibernia", nos relata una historia acerca de un español. Un hombre llamado Pedro Blanco que le hizo sospechar. “Un Pedro ante tanto inglés hace que te preguntes los vínculos”. Acto seguido señala una casa situada a 300m de nosotros y dice: “allí es donde la mayoría de la historia se escribió”. La casa es coqueta, llena de libros y con dos encantadores señores. Fueron los que ayudaron a David. Nos invitan a un té con pastas.

Tras horas de charla acerca de la historia de Irlanda, los señores amablemente deciden llevarnos de paseo. Junto con su perro, señalan dos rocas blancas. “Aquí están enterrados los españoles”, dice la señora. Un escalofrío recorre nuestro cuerpo. Son tumbas de más con trescientos años.

Anochece y volvemos a la caseta. En un momento dado, David señala el cuadro que tienen los ancianos de un galeón. “Es el de San Marcos. Encontrarlo sería como hallar el Titanic del siglo XVI”. Sería su sueño por encima de todo, nos dice antes de ir a dormir.

David Revelles durante la V Jornada de comunicación, viajes y aventura
Sale el sol y los ladridos de los perros nos despiertan. Como última parada, nos llevan a pie de mar, en un punto donde a nuestra derecha hay agua y, sorprendentemente, a la izquierda más agua aún. “Allí chocaron”, dijo Revelles señalando una puntiaguda roca.

Es ya mediodía y toca marchar. Emocionados, le expresamos al guía lo emocionante que es encontrarse la historia en un lugar tan bello. Nos regala un ejemplar de su libro y partimos hacia el aeropuerto. Gracias, ha sido todo un placer.